Estudio sobre las mujeres periodistas en Ecuador revela situaciones de precariedad laboral e inseguridad

Todos las ven partir. Las condiciones laborales de mujeres periodistas ecuatorianas en 6 medios, a partir del primer exilio. Así se titula la investigación y el proyecto multimedia de María José Zabala, alumni de periodismo de la Universidad San Francisco de Quito y miembro del equipo de investigadores que impulsan la iniciativa Femmedia a partir del estudio sobre los “Indicadores sensibles al género de la Unesco en Ecuador centrados en la seguridad y condiciones laborales de las mujeres periodistas”. María José también ha sido reconocida con el premio Pfizer Cluster Andino 2023 por su reportaje acerca de la salud femenina.

Su estudio revisado por el periodista Jefferson Sanguña y que el 27 de junio de 2024 fue presentado en la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE) abordó las situaciones de riesgo derivadas del ejercicio periodístico de las mujeres en Ecuador en una coyuntura de inseguridad nacional, donde el miedo se impone. Esto ha conducido a que el exilio desafortunadamente se convierta en una herramienta de las mujeres periodistas para salvaguardar su vida e integridad física ante las amenazas por investigar crímenes vinculados a los grupos de delincuencia organizada. A lo dicho se suman otras situaciones y formas de violencia de género que afectan la práctica profesional de las periodistas, pero que permanecen latentes a causa de la naturalización de las relaciones de género y la subordinación por el hecho de ser mujeres.

La recolección de información se realizó a través de entrevistas en profundidad vía online con seis periodistas mujeres. Ellas fueron seleccionadas por su trayectoria en investigaciones periodísticas, su tiempo de labores y sus especializaciones. Es importante mencionar que cuatro de las seis periodistas entrevistadas recibieron amenazas directas a su seguridad por su trabajo investigativo.

Los hallazgos de esta investigación permitieron evidenciar aquellos factores que complican las condiciones laborales de las mujeres periodistas. Uno de ellos es el incremento de amenazas contra la prensa en un contexto de inseguridad nacional que ha ocasionado temor ante las represalias y la posible deserción del periodismo de investigación. Por otro lado, las mujeres son doblemente afectadas, pues se debaten entre las arraigadas estructuras patriarcales de los medios de comunicación y las relaciones de género que las subordinan y violentan en los hogares, así como en otros ámbitos de sus vidas personales y profesionales.

Entorno laboral y condiciones de (in) seguridad

En lo que se refiere al trabajo periodístico, el Consejo de Comunicación señala que el 55% de los estudiantes que ingresan a la carrera de periodismo son mujeres. Este porcentaje que marca una tendencia hacia la feminización de la profesión no se refleja en el campo laboral. El Registro Público de Medios más reciente indica que, en Ecuador, la fuerza laboral periodística se compone de 5121 profesionales, de los que, 3653 son hombres y solo 1468 son mujeres.

A esto el Consejo de Comunicación añade que las mujeres periodistas enfrentan desafíos relacionados con extensas jornadas laborales, remuneraciones exiguas, distribución desigual de roles de liderazgo entre hombres y mujeres, limitaciones en el acceso a servicios de cuidado infantil asequibles y políticas insuficientes sobre licencias de maternidad en una carrera demandante. La falta de redes de apoyo ha complicado la continuidad profesional de aquellas periodistas que optan por la maternidad. Todo esto ha provocado que las mujeres se inclinen hacia el periodismo independiente bajo la modalidad freelance, situación que ofrece una mayor flexibilidad horaria, pero que en contraparte pone en riesgo la estabilidad laboral y económica.

En entrevista vía Zoom, Majo Zabala resalta que la perspectiva de género es fundamental en su estudio, pues en las mujeres predominan las amenazas sexuales, la violencia contra su cuerpo y la idea de que, en la profesión del periodismo, ellas solo deben tratar temas de casa, culturales, sociales y evitar los “temas duros” como política, economía y seguridad que en muchas salas de redacción son distribuidos principalmente a los hombres. Sin embargo, en la investigación realizada, Zabala identificó que gran parte de la información sobre las fronteras, la inseguridad, el narcotráfico y la corrupción es proporcionada por mujeres periodistas.

Una última encuesta de la UNESCO muestra que el 63% de las mujeres periodistas han sufrido algún tipo de violencia digital por su trabajo. Dagmar Flores, coordinadora del área de Protección de Fundamedios, corrobora estos datos al indicar que la mayoría de las denuncias que reciben de las periodistas mujeres son de este tipo. En las redes sociodigitales, no solo las periodistas son víctimas de violencia, sino también sus familias que son expuestas por los detractores con el fin de menospreciar su trabajo periodístico. “El hecho de que esto ocurra en un espacio digital no quita la importancia, pues esto luego se lleva a un espacio físico”, puntualiza Flores.

De acuerdo con información proporcionada por Fundamedios, 14 periodistas ecuatorianos tuvieron que exiliarse en un año y medio. Dicho de otro modo, casi un periodista por mes debe abandonar su lugar de residencia. No obstante, esta cifra, según Ricaurte, responde únicamente a los casos que se han reportado. Es posible que existan otros casos de autoexilio desconocidos.

En entrevista en el programa Las Warmis de Radio Pichincha, la periodista Karol Noroña, el primer caso de exilio registrado en Ecuador, se refirió a las amenazas que ha recibido en contra de su integridad. Para este medio y en el marco de lo que fue la presentación de su libro Ausencias, nombrar al Ecuador profundo en la Feria Internacional del Libro de Quito 2024, Noroña declaró que no ha puesto ninguna denuncia por el temor que siente de lo que le pueda pasar a su familia y debido a que los grupos criminales que la amenazaron tienen conexiones directas con funcionarios públicos.

¿Qué hay de los periodistas exiliados?

Es la pregunta nuclear de la tesis de Majo Zabala, en la que cuestiona la falta de atención del Estado, sin considerar que no se trata de una sola persona en riesgo, sino de quienes son parte del círculo familiar y social de las periodistas. “Hay un olvido del Estado hacia nosotros, los periodistas. Hay casos en los que, además de un periodista exiliado, hay una familia totalmente exiliada”, sostiene Zabala.

César Ricaurte, director de Fundamedios, define al exilio como un drama humano, ya que contiene las dimensiones de lo emocional, lo psicológico, lo familiar, lo económico, lo laboral, es decir, una serie de afectaciones que se producen cuando el o la periodista se ven obligados a dejar su zona de vida. “El exilio o la reubicación de un periodista debe ser la última medida de protección que se debe adoptar. Este mecanismo solo se debe activar cuando no haya otra forma de precautelar su vida”, reflexiona Ricaurte.

Ante las circunstancias descritas, se demanda la implementación de protocolos de seguridad en Ecuador. En el #DivúlgaloTodo que se realizó el 29 de mayo de 2024, Yadira Aguallo, directora de Comunicación del Gabinete Estratégico, señaló que se requiere de financiamiento para poner en marcha el mecanismo de protección para los periodistas ecuatorianos. Sin embargo, hasta la fecha el Ministerio de Finanzas no proporciona los 784 mil dólares de partida presupuestaria para su operación.

Por su parte, Michell Moretti, Magíster en Investigación en Antropología por Flacso-Ecuador, enfatizó que si bien es cierto la Ley Orgánica de Comunicación reconoce el mecanismo de protección para periodistas, hay que distinguir entre las dificultades del trabajo como tal y los problemas que emergen del trabajo periodístico.

Limitaciones del estudio 

Al preguntarle a Majo Zabala sobre las limitaciones de su estudio, ella responde con mucha franqueza. “En esta investigación, que me llevó más de cuatro meses, hubo muchísimas mujeres que quisieron hablar. Asimismo, hay muchos factores en los que la violencia se presenta. Cada caso es único y no pude tratar a todos por la delimitación del tema. Tampoco pude hablar con personas de diferentes etnias y ciudades”. A pesar de ello, su trabajo es el punto de partida de un tema que no ha sido regularmente abordado en el campo de la investigación científica.

Principales conclusiones

El estudio concluye lo siguiente:

  • El exilio, el anonimato y la autocensura como estrategias de protección en respuesta a las amenazas tienen implicaciones en la calidad del periodismo en Ecuador, pues se limita la libertad de expresión y se vulnera el derecho de la sociedad de estar debidamente informada. A esto se suma la impunidad para quienes cometen este tipo de actos violentos.
  • Las condiciones laborales para las mujeres periodistas en Ecuador se caracterizan por la informalidad, la precarización y la inestabilidad en su lugar de trabajo. Por otra parte, cada vez más periodistas mujeres trabajan como freelance; esto significa que, además de realizar sus actividades sin una relación de dependencia laboral, están expuestas, en desprotección y en riesgo permanente.
  • La combinación de la inseguridad junto a la discriminación de género en el ejercicio profesional y/o en el hogar perjudica a las periodistas de forma diferenciada. Esto se presenta por su condición de ser mujeres, madres, esposas, hijas, jefas de familia, etc. Cuando las relaciones en inequidad dentro del ámbito familiar se replican en lo laboral, esto se traduce en una doble carga, donde las tensiones, las violencias y la subordinación son invariables entre estos dos espacios.

Con respecto a la inseguridad, el escenario se agrava cuando la violencia en el país empieza a ser una constante en la sociedad y hay una mirada social normalizadora del ejercicio del periodismo bajo continuas amenazas. De ahí que, es necesario persistir en la investigación e información sobre los riesgos que viven tanto hombres como mujeres periodistas, contemplando la transversalización del género. Desde este análisis, se sugiere un periodismo vigilante del poder, colaborativo y solidario con los y las periodistas que son víctimas de violencia. Estas prácticas dan mayor fuerza al trabajo del gremio periodístico.

https://oime.com.ec/wp-content/uploads/Dagmar-Flores-audio.mp4

El trabajo de María José Zabala señala que «este artículo constituye un insumo para el proyecto «Indicadores sensibles al género de la Unesco en Ecuador centrados en la seguridad y condiciones laborales de las mujeres periodistas», que lidera la carrera de Periodismo de la Universidad San Francisco de Quito junto al Observatorio Interuniversitario de Medio Ecuatorianos, con fondos de UNESCO.

Tatiana Sandoval Pizarro

OIME News – Facso/UCE

tpsandoval @uce.edu.ec

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